Las excavaciones realizadas entre 1997 y 2005 han documentado una fortaleza indígena con escasa potencia arqueológica, lo que hace pensar más en un emplazamiento militar que en un poblado habitado.
La fortaleza romana ha dado más materiales, típicos del equipamiento romano militar de época augustea, además de algunas monedas de los ss II-I AC y un entalle de cornalina, sin duda un sello de algún oficial romano.
Lo más importante son las evidencias de asedio del castro, al estar rodeado por tres cmpamentos romanos construidos con las típicas técnicas militares romanas (fosos dobles, trazado recto, puertas en clavícula...). se sitúan an Monte Cildá, el Cantón y las Matas del Castillo. Estas evidencias de un importante asedio ligan la conquista de este enclave con algún episodio importante de las guerras cántabras, tal vez cuando las legiones romanas se vieron frenadas en su ataque y Augusto debió desembarcar en rataguardia (Santander) para desbloquear la situación
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